domingo, 14 de octubre de 2012

Higiene y prevención son términos íntimamente unidos. Es muy importante aplicarlos al cuidado de nuestros pies ya que con ello podremos evitar o prevenir problemas y patologías que nos causan malestar en nuestra vida diaria. Los podólogos debemos insistir en el cuidado de nuestros pies, a los que la gente, en ocasiones, no presta demasiada importancia debido a la escasa repercusión social que estos tienen, ya que generalmente van ocultos dentro del zapato, mientras que sí nos preocupamos por el buen estado de nuestro pelo, piezas dentales... que están a la vista de todo el mundo. Sin embargo los pies son la base de todo el cuerpo y pieza fundamental en nuestra tarea de desplazarnos. Es importante emplear atención y unos cuidados mínimos para mantenerlos en buen estado.
Consejos para el correcto cuidado de los pies
Evitar el exceso de sudoración: En los casos de hiperhidrosis o exceso de humedad en los pies, está recomendado la utilización de algún producto farmacéutico que lo controle, con ello evitaremos el malestar de sentir los pies húmedos, el mal olor, así como las infecciones bacterianas o por hongos. Prevención de micosis: Para prevenir la micosis o infección por hongos es importante realizar un buen secado de los pies después del lavado, principalmente entre los dedos, evitar el exceso de sudoración, cambiar diariamente los calcetines y que estos sean preferiblemente de algodón o lana fina, procurando evitar el nylon. Lavarse los pies cada día: Con agua fría o tibia y jabón de ph ácido (5,5). La duración del lavado no será superior a 10 minutos para que la piel no se macere. No es necesario añadir al agua ni sal, ni bicarbonato, ni vinagre, ni lejía, ya que en principio no tienen ningún poder terapéutico y lo único que puede hacer es dañar muestra piel. Hidratarse adecuadamente los pies: Después de un buen lavado y un buen secado debemos utilizar una crema hidratante que aplicaremos tanto en la planta como en el dorso, y sobre todo en la zona del talón que es la más expuesta a la grietas. Las personas con problemas de circulación o diabetes deberán tener un especial cuidado con la piel de los pies e hidratarla adecuadamente para prevenir la aparición de ulceraciones y heridas. Es conveniente recordar que el uso de calzado abierto (chanclas, sandalias) en verano conlleva una exposición directa del pie con el suelo, produciéndose un exceso de sequedad en la piel y la aparición de grietas en los talones. Se aconseja el uso de crema hidratante con urea, en concentraciones que varían según el grado de sequedad existente. Se recomienda el asesoramiento de su podólogo para recomendarle el tipo de cremas más adecuado. Corte anatómico de las uñas: Debemos cortar las uñas siguiendo la forma del dedo y de la uña, ya que no todos tenemos la misma forma y no a todos nos beneficia el mismo tipo de corte. Es conveniente cortarse las uñas con alicates en lugar de tijeras y debemos evitar el "hurgarnos" en los laterales para no originar heridas. Calzado adecuado: El calzado es conveniente que esté fabricado en piel de mamífero, que sea ancho en la zona del antepié, con cordones, suela de goma o material blando, sin costuras que puedan provocar roces, ligero y con un tacón entre 2-4 cm. No caminar descalzo por dos razones fundamentales: La primera de ellas, para evitar la producción de cortes y lesiones, y en segundo lugar para prevenir el contagio por hongos (pie de atleta) y virus (papilomas), sobre todo en piscinas y zonas comunes (duchas,
vestuarios). Es importante que en verano, por tanto use chanclas en piscinas y duchas públicas. Ejercicio físico: El realizar diariamente una actividad física adaptada a nuestra edad y condición va a beneficiarnos en general, y a nivel de las extremidades inferiores va a mejorar considerablemente la circulación sanguínea. Uso de las prendas de vestir: No es conveniente utilizar prendas de vestir excesivamente apretadas (ligas, medias, calcetines) ya que ejercen un efecto de torniquete al paso de la sangre a las piernas. Así mismo hay que prestar especial atención a las arrugas que puedan formarse por la mala colocación de medias o calcetines. Evitar la "la pedicura de cuarto de baño": Evitar el autotratamiento. No utilizar hojas de afeitar, ni callicidas, ni tijeras de punta fina y cuchillas para tratarnos nosotros mismos las lesiones dérmicas que presentemos en los pies. Primero, porque la postura para llegar a los pies no es la más cómoda y no vemos bien lo que estamos haciendo pudiendo provocar lesiones. Segundo, porque quizás el material no es el adecuado y no está desinfectado. Y en tercer lugar, porque podemos pensar que tenemos un callo y ser cualquier otra lesión que necesita un tratamiento específico.




Razones para acudir a un podólogo
Recomendamos a toda persona que tenga una lesión en sus pies, sobre todo si tiene un pie de riesgo, que acuda al podólogo, pues es el profesional sanitario que tiene la formación universitaria y la competencia legal para diagnosticar y tratar los problemas de los pies. Existen importantes razones de salud para acudir periódicamente al podólogo, ya que: Las durezas no son solamente un problema de carácter estético, sino que pueden deberse a una patología que puede tratarse y solucionarse. Las uñas encarnadas tienen diferentes causas, siendo una de ellas el corte inadecuado de las mismas. Los papilomas o verrugas plantares pueden ser confundidos con los callos por personas inexpertas. Su eliminación no siempre es fácil y requiere diferentes abordajes que dependen de la localización y de la extensión del papiloma. El mal olor desprendido por los pies muchas veces es producido por hongos u otras causas, cuyo tratamiento necesita un correcto diagnóstico previo. El dolor o el cansancio de los pies suele indicar problemas en la estructura o en la función del pie. El podólogo, junto con el traumatólogo son los únicos profesionales sanitarios que pueden realizar una correcta exploración de la marcha, diagnosticar patologías del pie y si es conveniente, prescribir plantillas personalizadas para su calzado. Antes de cualquier actuación en los pies, por sencilla que parezca, es necesario realizar una historia clínica de la persona para saber si padece alguna enfermedad como la diabetes, insuficiencia venosa, insuficiencia arterial u otras, y si está tomando medicación que dificulte la cicatrización o que facilite el sangrado.

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