miércoles, 26 de junio de 2013

CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN CALZADO

El calzado ideal es el que se adapta a la morfología y la fisiología del pie, aportando protección y sujeción y permitiendo una correcta marcha.
Debe respetar la anatomía del pie, su longitud y anchura en todos los niveles (tobillo, empeine, dedos...).

Longitud

Se mide por tallas del calzado. La longitud debe ser la suficiente para permitir a los dedos estar estirados y tener espacio para moverse durante la marcha.
Fíjese que no siempre el dedo gordo es el más largo (pie egipcio), a veces el más largo es el segundo dedo (pie griego) o incluso el primer dedo (el dedo gordo) y el segundo tienen la misma longitud (pie cuadrado).

Anchura

La anchura del calzado de respetar el perímetro del pie a nivel de las articulaciones metatarsofalángicas (articulaciones de los dedos con la planta del pie).
La anchura se expresa por una letra ( de A a H) o por una cifra (del 1 al 11). La mayoría de los zapatos en serie tienen la anchura de (E, 5 ó 6), solo los zapatos terapéuticos presentan modelos con mayor anchura.

Flexibilidad

El calzado debe ser flexible a nivel de las articulaciones metatarsofalángicas, en cuanto al corte y la suela se refiere. Al someterlo a una flexión anteroposterior debe doblarse transversalmente y no enrollarse.

Sujeción

Un calzado sujeto al pie y con un contrafuerte resistente es imprescindible para aportar seguridad y estabilidad a la marcha.

Estabilidad

El calzado debe estar bien equilibrado de forma que al posarlo sobre una superficie plana, la suela se apoya sobre el tacón y la zona del apoyo metatarsal. Al ejercer una presión de arriba a abajo a altura del tacón la puntera del calzado no debe elevarse hacia arriba. Esto permite una buena estabilidad anteroposterior.
Para aportar una buena estabilidad lateral es conveniente una trasera cerrada con un firme contrafuerte o si el calzado es abierto por detrás que posea una tira posterior que le sujete.
El tacón es muy importante en la estabilidad; mirando el pie calzado por detrás, el ancho del talón, el de la plantilla y el del tacón en contacto con el suelo deberían ser iguales para proporcionar una base estable al talón. El tacón debe tener una altura intermedia de unos 2 a 4 centímetros, que no sea plano del todo para no sobrecargar el talón ni demasiado alto para no sobrecargar el antepie. Siempre entendiendo el tacón como la diferencia de altura entre el talón y el antepie, y no como la altura total del tacón.
Al intentar retorcer el calzado en su eje largo manteniendo la puntera fija y girando la trasera hacia dentro, no ha de ser ni fácil ni difícil. Esto mejorará la estabilidad y la progresión del paso.

Suela

Se recomienda una suela resistente y flexible para permitir la flexión del antepie. Esto lo podemos comprobar con el pie calzado, al levantar la trasera manteniendo firme la parte de delante sobre una superficie lisa (el suelo), el calzado se flexiona sin dificultad, doblándose por un eje oblicuo de delante hacia atrás y de dentro hacia afuera en la parte más ancha de la suela. Esto facilitará la impulsión durante la marcha y disminuirá la fatiga.
La suela es la superficie en contacto con el suelo, por lo que debe proporcionar, en seco y en mojado, tanto para evitar caídas en el momento de contacto inicial del pie con el suelo, como para permitir avanzar eficazmente en el momento de impulsión.
Los dibujos de la suela más adecuados son: * los tacos que sobresalen en muchas direcciones.
  • el perfil cuadrado bien definido
  • los canales para dispersión de contaminantes de profundidad suficiente
Se deben evitar:
  • los materiales duros y lisos en el tacón
  • los relieves largos y continuos
  • los orificios que actúen de futuros depósitos de contaminantes
  • los tacos en forma de cuña
  • los perfiles redondeados

La plantilla

La plantilla tiene una gran influencia en el confort térmico y mecánico, ya que determina las presiones de la planta del pie y se encarga de mantener la planta del pie libre de sudor.
Se recomienda elegir materiales blandos, en particular en la parte delantera de la plantilla, sobretodo en calzados de tacón y especialmente en mujeres mayores.
En calzado para personas mayores que tenga suela fina, es aconsejable una plantilla un poco más gruesa para mejorar el aislamiento y amortiguación de la planta de los pies.
Son preferibles las plantillas con perforaciones bajo los dedos y la bóveda y con recubrimiento rugoso y flexible, para que absorba el sudor manteniendo el pie seco y mejorando con ello el confort térmico.

El corte y el acabado del calzado

El confort térmico es muy importante porque condiciona la temperatura y humedad de los pies dentro del calzado.
Los forros interiores de materiales de lana o similares son muy calientes e ideales para andar en casa o en climas muy fríos. En cambio, los forros de materiales que absorben el sudor son mucho más frescos.
El material del corte del calzado debe ser lo más flexible y transpirable posible. Existen membranas técnicas transpirables que se utilizan en calzado de montaña que aportan muy buenas condiciones térmicas y de humedad.
Los diseños de calzado abotinado con la caña acolchada ajustándose sobre el tobillo son muy calientes porque reducen la circulación de aire.
El acabado del calzado es muy importante para evitar roces o lesiones en la piel. Las costuras deben estar bien acabadas. Se vigilarán los refuerzos de la puntera, las cordoneras, las tiras de las sandalias etc para que no coincidan con una articulación o prominencia osea del pie.

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Fuente: www.podologiaeuskadi.com

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